El osario de Sócrates es una obra de teatro con tintes performáticos, que hace un cruce entre los orígenes, la mitología, y las nuevas formas de relacionarnos al margen de una época globalizada para preguntarnos cómo percibimos nuestro entorno y qué tan conscientes somos de este como de nosotros mismos. La historia se construye entre dos hombres enamorados a través del mito de Narciso, una mujer que se ha postergado hasta la anulación absoluta y otra, que a diferencia de esta última, se ha dejado llevar por los instintos mas autodestructivos para concluir en la aceptación de la muerte como la propia vida.
Los contenidos escénicos son planteados desde la problemática de cómo poner en práctica la teoría en torno a la metafísica de la filosofía contemporánea en el espacio teatral a través de la relación del sujeto con la materia. En esta relación se cuestionan los resortes de la realidad, lo espiritual y lo antropocéntrico, poniendo en tela de juicio la percepción y los significados que le hemos dado a las cosas. Para esto se plantea la pregunta sobre qué es lo que existe mas allá de la dimensión de lo real y de cómo eso puede ser interpretado en imagen y acción, poniendo en jaque la relación entre el sujeto y la materia (El ser, que es el que conoce, y el objeto, que es lo que se conoce, condicionado o estructurado por las formas kantianas de espacio, tiempo y causalidad.)
Para resolver esta pregunta la escena se enfoca en el análisis y posterior cuestionamiento de la realidad, entendiendo sus componentes, sus efectos y sus fisuras, para posteriormente entrar en un espacio liminal de las posibilidades de esta y en las nuevas interpretaciones de la misma a través de una poética, todo esto en búsqueda de un conocimiento; ¿Hasta qué punto nuestra realidad puede ser modificada?... ¿Es el teatro un ejemplo de este ejercicio?... Según el pensamiento de Schopenhauer esto era posible a través de la voluntad del sujeto que permitía ver las posibilidades de lo que existe en lugar de lo que existe como tal.